DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO Y PANDEMIA.


Por ARMANDO CAMACHO CORTÉS.  
Abogado penalista, criminólogo, periodista y consultor jurídico. 

Llegó el  1º  de Mayo, Día Internacional del Trabajo, en homenaje a muchos trabajadores ejecutados en 1886 en Estados Unidos, por el simple hecho de hacer reclamaciones a sus legítimos derechos laborales, lo cual también equivale a la conmemoración al Día Mundial del Trabajador;  nos coge esta festividad en “descanso” obligado y que coincide con  el homenaje también a los  trabajadores colombianos, quienes con sus manos,  su  corazón,  tenacidad  y  toda su alma,  han hecho que  este  país  sea  grande y  triunfador  en medio de las dificultades de toda  índole.

Escribo  “descanso” entre comillas, porque vamos para  dos  meses y posible tres  o más de aislamiento  obligatorio por la pandemia y emergencia social, es  decir  sin poder trabajar  a  cabalidad y  algunos en absoluto. No  obstante debemos  tener  en cuenta que  en  el mundo del derecho, hay momentos  donde hay que sopesar, equiparar los  derechos  y por  esa  razón,  a  veces  tenemos  que  sacrificar  unos para conservar los otros,  en otras oportunidades se debe sacrificar una parte de un derecho, es decir no todo ese derecho, pero sí una parte, para  conservar otros  insacrificables como la vida o la salud; se trata de jerarquizar esos  derechos y  sacrificar parte del que  es  importante para  salvar  otros más trascendentes. Con  el dolor más  grande  en este  descanso obligatorio se  tuvo que  sacrificar  el trabajo, en algunos  casos un poco de ese trabajo, para  salvar  la  salud  y la  vida, lo  cual  es  duro  de  aceptar pero es  la  realidad, porque  nada  ganamos  con tener  trabajo, pero no  tener  salud  o vida.

La  disyuntiva es  difícil de entender, porque  de  igual manera el  trabajo es la  fuente  de la  comida, pero debemos  hacer  el esfuerzo  por  sobrevivir con humildad y  como mejor  podamos.

Este encierro necesario y por  salvaguardar la  vida, debe servir para  que cada uno de los  trabajadores y patronos examinen  lo más  profundo de  su  existencia para  rediseñar, replantear y  repensar el sagrado derecho  fundamental al  trabajo para  ver  como  mejoramos en beneficio de la propia  superación y de la coyuntura  social. En estos  momentos unos  y otros debemos acudir a  la  educación  financiera, para  que  una vez se  supere esta  emergencia social y laboral, entendamos que  unos  y otros, de cada  peso  obtenido  puede  gastar  ochenta  centavos  y  ahorrar veinte para futuras  emergencias como la presente. La  educación  financiera  que  para muchos ha  sido  esquiva, porque  ni  en el hogar, la  escuela, colegio, universidades, institutos  o asociaciones se ha pensado en ella, hoy  día es  cuando hace  falta  y debe  pasar  a ocupar  un primer  plano de  nuestras  vidas.

Es el momento  para que  cada uno en medio de  su meditación  y  reflexión, saque  a  relucir su máxima  y magna capacidad de  creatividad, invención y proyección al mundo del éxito y de la producción laboral.  Generar  oportunidades  de  trabajo  y saberlas  aprovechar,  es  otro de los  grandes  retos  en el futuro inmediato  después de la pandemia.

Desde el punto de  vista legal y  de  acuerdo al  artículo 51  del Código Sustantivo del Trabajo, están dadas  las  condiciones  para  suspender la  ejecución del  contrato de  trabajo, pero no  se  trata  de eso,  debido a  que el gramaticalismo o literalidad de  la  ley en estos  tiempos  no  sirve, lo que verdaderamente  nos  ayuda  es la  solidaridad y de esa  forma darnos la  mano mutuamente.

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