GRAMÁTICA ESPAÑOLA Y LATÍN PARA LA VIDA.
La semana pasada lamentamos la muerte del doctor Rodrigo Naranjo Vallejo, un humanista íntegro y un gran maestro que cautivó a muchas generaciones de estudiantes en la Escuela de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda. “El sabio de la gramática y el maestro de la sencillez” así fue como la Institución le rindió homenaje en sus exequias.
Fui afortunado de recibir su cátedra de gramática española en el ya lejano 2001. La guía de estudio: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Obra cúspide de la literatura española y una de las principales en la literatura universal. Escrita hace más de cuatrocientos años, su lectura no es fácil por el léxico propio del castellano antiguo, pero hay que leer el Quijote y leerlo completo así duremos un mes o diez años. Al final Miguel de Cervantes en su sabiduría infinita también era un eterno enamorado, entonces, solamente historias hermosas y buenas enseñanzas pueden emanar de él.
Sin embargo, hace casi veinte años nos preguntábamos como estudiantes ¿Por qué leer el Quijote si quiero ser abogado? ¿Y el latín, para qué estudiar una lengua muerta? Ahora, puedo entender que no se trata de tener que leer el Quijote o saber latín para ser un buen abogado, se trata de leer ese y muchos libros para forjar una excelente gramática, entender las raíces de nuestro idioma y así lograr la capacidad de comunicarnos y de argumentar nuestras ideas con seguridad; de escribir con excelente redacción y sin errores de ortografía a fin de poder transmitir nuestro conocimiento de forma precisa y por supuesto, alimentar nuestro intelecto de cultura y buenas ideas, todo lo cual nos permite ser profesionales notables. El derecho como ciencia y técnica también se debe ejercer con arte y pasión.
Ahora, los seres humanos hemos logrado mediante la inteligencia la capacidad de convivir en sociedad y comunicarnos mediante un medio tan importante como es el lenguaje. Así pues, todos logramos comunicaros entre sí de diferentes formas, pero principalmente mediante un lenguaje o un idioma. “El idioma es el sistema o conjunto organizado de frases, palabras y sonidos que al hablar es utilizado por un grupo humano”.[1] Desde luego que hay muchas personas que no solamente hablan una, sino dos o más idiomas pero todos tenemos una lengua propia, la primera que aprendimos, es decir, nuestra lengua materna, con la cual aprendemos a conocer el mundo, las cosas que existen y todo lo que ocurre y eso es lo que nos permite razonar, un valioso auxiliar del pensamiento. Por lo anterior considero que, quien conoce y sabe usar bien su lengua, es decir, el que la domina, tiene una mayor ventaja sobre quien posee un conocimiento y usos deficientes de aquella.
La gramática nos permite perfeccionar nuestra lengua propia u otra que estemos aprendiendo, para conocer cómo está organizada y cómo funciona y por ello de forma indirecta nos permite hablar mejor, es decir pensar mejor y comunicarnos mejor. “La gramática examina los elementos que constituyen la lengua, y la organización y funcionamiento de todos esos elementos. Viene a ser como el plano de una ciudad que nos dice cómo está trazada y dónde se encuentra cada edificio. Nos transporta más allá de nuestra habla para mostrarnos el sistema de engranaje que se esta se mueve: la lengua”.[2]
La lengua española ocupa un lugar importante en el mapa lingüístico de la humanidad. Bien sabemos que nuestra lengua es la lengua de España o para ser más exactos originaria de lo que hoy conocemos como la comunidad autónoma de Castilla - La Mancha puesto que en el país Ibérico también hablan el catalán, el valenciano, el eusquera, entre otros.[3] Pero también es la legua de Argentina, México, República Dominicana, Colombia y muchos países más pues según datos oficiales del anuario “El Español en el mundo 2019”[4] un total de 580 millones de personas hablan español en el mundo, esto es, el 7.6% de la población mundial. De ellos, 483 millones son hispanohablantes nativos, lo que convierte al español en la segunda lengua más hablada en el mundo después del chino mandarín.
La lengua española ha estado en constante expansión y más como se sabe, desde el proceso de conquista y colonización de gran parte del continente americano y el caribe durante los siglos XV y XVI y durante los procesos de independencia de la gran mayoría de colonias entre 1810 y 1830 cuando el español se terminó imponiendo sobre una infinidad de lenguas indígenas habladas por los habitantes nativos en toda la extensión del continente, como el quechua o el guaraní. Incluso, el español se extendió a lugares tan lejanos como las Filipinas en el sudeste asiático donde coexistió durante muchos años con el tagalo, sin embargo, hoy en día está en trance de extinción.
Ahora bien, cuando indagamos sobre los orígenes de la lengua española y las lenguas primitivas de la Península Ibérica, nos encontramos con una diversidad de dialectos y lenguas célticas, ligures e ibéricas resultado de la presencia de grupos fenicios, griegos y romanos. La presencia de estos últimos desde finales del siglo III a. C. hasta los comienzos del siglo v d. C. fue determinante para moldear lo que sería la lengua española. La dominación romana que tuvo lugar en el año 218 a. C. cuando desembarcaron en la península ibérica para luchar contra los cartaginenses (púnicos) dio inicio a la expansión del imperio romano en la Península durante los siguientes siglos, declarando a Hispania como parte del Imperio y por ende fueron colonizando gran parte del territorio imponiendo sus costumbres, instituciones y desde luego su lengua: El latín.
El latín era el idioma que se hablaba en la ciudad de Roma que está situada en la región del Lacio o Latium, por ende, su lengua era denominada lengua latina, la cual coexistía con otras lenguas itálicas y de origen indoeuropeo como las célticas, las germánicas, el bretón, el griego, entre otras. A su vez, todas esas son las originarias del inglés, el alemán, el ruso, holandés, etc…
La lengua latina tuvo grandes ventajas para predominar. Por una parte, la sociedad romana venía desarrollando unas instituciones jurídicas conforme se desenvolvían los ciudadanos en sociedad según sus costumbres y creencias, de tal forma que el derecho se convirtió en público y dejó de ser un simple ritual, por lo cual ya no procedía de los dioses sino los propios hombres. “Perdió su religioso misterio: ahora es una lengua que todos pueden leer y hablar”.[5] Esa voluntad popular quedó plasmada en la Ley cuyo mandato estaba consagrado en la Ley de las Doce Tablas, desde luego escrita en latín (Lex duodecim tabularum) y la cual decía: “Lo que los sufragios del pueblo han ordenado en último lugar, eso es la Ley”.[6] Además, un hecho religioso importante, el establecimiento de los pontífices cristianos en la ciudad de Roma, dio lugar a una larga persistencia del idioma del Imperio Romano como lengua universal de la Iglesia Católica. Así las cosas, el latín sirvió de vehículo para una gran producción científica y cultural.
Dicho todo lo anterior, ahora sabemos las razones por las cuales en las facultades de derecho es de obligatorio estudio el antiguo derecho romano a fin de conocer el origen de las principales instituciones jurídicas y así lograr entender de mejor forma su importancia y funcionamiento. De ese antiguo derecho proceden importantes expresiones y aforismos jurídicos latinos, cuyos principales, todo abogado debe conocer para interpretar la Ley frente a unos hechos y buscar que las situaciones jurídicas se diriman de una forma justa. Expresiones tales como Nullum crimen, nulla poena sine lege (Ningún delito, ninguna pena, sin Ley); Pacta sunt servanda (Los pactos son para cumplirse); Ius est ars boni et aequi (El derecho es el arte de lo bueno y de lo equitativo), entre muchos más aforismos, son una herencia muy importante de los romanos y civilizaciones milenarias los cuales podemos consultar en internet.[7]
Mi Universidad, mi alma mater (madre que alimenta) es de tradición humanista en sus enseñanzas, es decir que, valora al ser humano en su condición y busca integrar unos valores universales propios del género humano mediante la enseñanza de ciencias como la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía y la historia. Por lo anterior, como requisito para optar al título de abogado, fue necesario un recorrido interesante por los clásicos griegos y romanos y aprender de memoria aquel recital que ningún sergista puede olvidar y que comienza diciendo: “A una vida de sesenta y seis años, colmada por la virtud y la sabiduría, siguieron para el doctor don Sergio Arboleda treinta y cuatro años en el reposo del sepulcro y ante la opinión de los hombres…”.[8] ¡Con cuanto cariño recuerdo eso!
[1] SECO REYMUNDO, Manuel. Gramática Esencial de la Lengua Española. Espasa Editorial. Madrid, 1999. P. 24
[2] SECO REYMUNDO, M. Ob Cit. P. 30
[3] La Constitución Española de 1978, artículo 3º, apartado 1º, dice: “El castellano es la lengua española oficial del Estado”.
[4]https://www.cervantes.es/sobre_instituto_cervantes/prensa/2019/noticias/presentacion_anuario_madrid.htm#:~:text=Un%20total%20de%20580%20millones,mundo%20por%20n%C3%BAmero%20de%20hablantes.
[5] COULANGES, Fustel. La ciudad antigua. Panamericana Editorial. Bogotá D.C., 1997. P. 374
[8] Las Letras, Las Ciencias y las Bellas Artes en Colombia. Selección Samper Ortega No. 1. Universidad Sergio Arboleda. Fondo de Publicaciones. Bogotá D.C. 1997 p. 1
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